Al norte de la población de Bargas, en una zona de crecimiento destinada a vivienda unifamiliar, en un medio poco sugerente, en una parcela de reducidas dimensiones, se alza la casa mínimo. El programa, las condiciones del entorno y los medios, serán determinantes en las decisiones materiales, formales y técnicas adoptadas durante el proceso de proyecto y obra de esta vivienda.
La vivienda se ordena partiendo del patio como elemento generador, que organiza y cualifica tanto los espacios interiores y exteriores, como el uso de los mismos. Los dos patios, uno más público conectado con la calle y otro interior más privado, se comunican mediante el vacío que, bajo el volumen de la primera planta, da acceso a la vivienda. Esa conexión permite el fluir de la luz y de las personas.
Los volúmenes avanzan respecto al plano de fachada buscando ampliar el reducido espacio interior a la vez que proteger las zonas exteriores de planta baja. Los huecos recortan esos volúmenes con proporciones y disposiciones variables buscando que la percepción de los reducidos interiores se amplíe mediante la incorporación del exterior a través de la iluminación y las vistas.
La casa, más allá de su escala, materialidad y lugar, termina por convertirse en un cuerpo de imágenes que dan al hombre razones e ilusiones de estabilidad.
Comments are closed, but trackbacks and pingbacks are open.