Un pabellón temporal de información y venta de souvenirs en la plaza de entrada al Palacio de Congresos El Greco, donde se posa orillado en el vacío del zaguán-urbano de acceso.
La pieza, de reducida escala, es pensada como elemento que sirve a los visitantes de la ciudad en su llegada o ida, por el remonte próximo. Adopta una geometría irregular tripartita que surge del programa y de su relación con el entorno. Se construye con paneles de contrachapado fenólico de ‘carriage’ y a través del color, la materialidad, la forma y el tamaño se funde con lo existente sin provocar disonancias. El pabellón con un frontal abierto y una trasera ciega, se apropia a través de los huecos de las cualidades urbanas: la puerta frente al desembarco en la ciudad, un escaparate que remata la perspectiva de la escalera que lleva a Zocodover, otro que lanza la mirada sobre las Covachuelas y Tavera al fondo.
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