No es materia dócil para el arquitecto la residencia colectiva, la reflexión sobre la Vivienda de Promoción Pública supone aunar ingenio y autodisciplina para conciliar la acción de actores dispares y antagónicos, programa-función, normativa-ideación, entorno-imagen, técnica-presupuesto, promotor-…, un trabajo de prestidigitación donde el diablo de los números parece luchar por hacer desaparecer al actor principal, el habitante. Un individuo genérico a cuyos posibles gestos debe adaptarse una vivienda tipo, una casa lo suficientemente variable, como tejer un vestido ajustable que valga a cualquier individuo.
El propósito es aportar con este proyecto una alternativa eficaz a los tipos tradicionales de doble crujía, a los que el planeamiento previsto hace referencia, por lo que hemos desarrollado una vivienda pasante de doble orientación y permeable entre fachadas opuestas en una única crujía de dimensiones 7,50 x 15,00 metros.
La volumetría se adapta al área de movimiento que delimita el planeamiento, en la calle Guadarrama el bloque tiene tres plantas y en la calle Gregorio Marañón seis. Así se mejora el soleamiento de la zona libre interior al suprimir volumetría de edificación al oeste y mediodía, liberándose un patio interior para juegos y zona de ocio.
La envolvente del edificio se resuelve mediante una unidad constructiva estandarizada por vivienda consistente en una pieza prefabricada de hormigón coloreado en forma de “U”, cuyas alas conforman el dintel y el alfeizar de la ventana; una ventana profunda y alargada que independiza y amplia las exiguas condiciones de la vivienda protegida.
